HISTORIA DE VILLASIRGA

Fuerza telúricas, campos magnéticos, templarios, milagros y peregrinos

Fuerza telúricas, campos magnéticos, templarios, milagros y peregrinos. Todas ellas son palabras que están muy vinculadas a Villalcázar de Sirga, una localidad enmarcada en la comarca de Tierra de Campos que a lo largo de su historia se ha visto notablemente transformada, hasta tal punto, que su denominación original ha cambiado.

Su nombre original, Villasirga, aparece reflejado por primera vez en un documento del siglo XI y  con más insistencia en las Cantigas del rey Alfonso X el Sabio, fechadas en el siglo XIII. Este cancionero religioso medieval incluye 427 composiciones escritas en gallego-portugués  en las que se alaba a la Virgen María y se relatan sus milagros. Doce de estos poemas están dedicados a la Virgen de Santa María la Blanca, de Villasirga, lo que unido a la devoción que el rey Sancho IV sentía por esta Virgen, a la que acudió en peregrinación varias ocasiones, hicieron que este pequeño pueblo castellano cobrara protagonismo.

El rey Alfonso X el Sabio incluyó en sus famosas cantigas medievales doce poemas sobre la  Virgen de Santa María la Blanca, de Villalcázar de Sirga. En ellas se relatan algunos de los milagros que llevó a cabo esta imagen que hoy todavía se custodia en el templo del mismo nombre.

Fue la Orden del Temple  la que mandó construir esta iglesia sobre la que gira toda la actividad de esta localidad y en el siglo XIV, concretamente en 1307, aparece como la única encomienda templaria en tierras castellanas. Hay quien asegura que la construcción en este enclave, que apenas tenía nada de especial, puesto que hasta ese momento simplemente se trataba de un pueblo agrícola y ganadero, no fue al azar.  Existen estudios que hablan de los campos electromagnéticos, las fuerzas telúricas y las corrientes de agua que avalan esta teoría.

Lo que sí se sabe a ciencia cierta es que la desaparición de la Orden del Temple, en 1312, hizo que esta villa pasará de mano en mano entre órdenes religiosas y señoríos durante los siglos XIV y XV. Fue en ese periodo cuando Villasirga fue ganando importancia. Fueron los milagros de la Virgen de Santa María la Blanca loados en las cantigas, su pasado templario y su cercanía al Camino de Santiago lo que contribuyeron a dar la fama que hoy tiene esta localidad.

Y es que la ruta jacobea que hoy hace que cientos de peregrinos pasen y se detengan en este punto no siempre discurrió por Villasirga, sino que para dirigirse de Frómista a Carrión de los Condes, los caminantes preferían pasar por Arconada, donde existía un hospital. Parece que el renombre que alcanzó la iglesia de Santa María la Blanca provocó esta variación en el trazado original, haciendo que Villasirga pasará a formar parte de la ruta oficial hacia Santiago de Compostela.

Además, en 1661 se creó el título de Conde de Villalcázar de Sirga, momento en el que la denominación del pueblo cambio a la actual. El primero en ostentar este título fue  Juan de Echeverri y Rovere, Capitán General de la Armada, que cedería el condado al obispo de Palencia, convirtiendo la iglesia de Santa María en el templo parroquial de Villálcazar.

Hoy esta localidad con apenas 200 vecinos es punto de parada obligada para todo aquel que realice la ruta jacobea. No solo su patrimonio merece un alto en el camino, sino que su gastronomía ha traspasado fronteras y son cientos de personas los que cada año se detienen a los pies del templo para observarlo y seguir camino tras degustar las ricas viandas que se ofrecen en sus peculiaries comedores.